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jueves, 1 de octubre de 2009

Spider

Cronenberg es un director… inquietante. Y quizás el calificativo sea demasiado suave. Yo siempre me he preguntado qué debe pasar por la mente de una persona que expresa una obra así. Lo intuyo, pero no me atrevo a afirmarlo y menos en público.

En cierto modo me recuerda a Giger, el dibujante, quizás mas conocido su contribución a la criatura de “Alien” y los decorados de la película. Bueno, es sólo una apreciación personal.

Spider es una película introspectiva. El argumento dice que trata de la historia de un paciente esquizofrénico. Según empiezas a verla lo dudas, hay algo que no cuadra en la sintomatología. Hasta que descubres que no es una descripción “desde afuera” de lo que le pasa al protagonista. La historia está narrada desde dentro y lo que estamos viendo es fruto de su imaginación. Está viviendo una alucinación y nos la está contando.



Ya en los créditos podemos percibir que vamos a ver una obra intimista y elaborada. Tanto la música de Howard Shore como la secuencia en la que aparecen imágenes semejantes a las figuras del Test de Rorschach, nos predisponen emocionalmente para la historia que sigue.

La estupenda interpretación de Ralph Fiennes, junto con la cuidada dirección de Cronenberg, te hacen meterte en el personaje, vivir su experiencia y tardas en darte cuenta de que todo lo que ocurre, desde que se baja del tren, hasta que lo recogen en un coche para volver a llevarlo al manicomio, es fruto de su imaginación. Es la alucinación confusa en la que él recuerda las cosas como piensa que sucedieron. Por eso se ve a sí mismo como testigo de las secuencias claves que evidentemente él no vio en realidad.



Entrevista de Eduard Punset con David Cronenberg en el programa Redes.

Quizás en una raíz edípica, Cronenberg es admirador de Freud, transforma a su amorosa madre en una prostituta cuando percibe que también tiene actividad sexual con su padre. Esa prostituta, descarada, lasciva y un tanto tiránica, amenaza su existencia y piensa que le persigue, transformándose incluso en la cuidadora de la residencia en la que vive. Tambien es digna de admiración la interpretación de Miranda Richardson en los tres papeles.

En cierto modo Sipder me recuerda a Memento. Allí Christopher Nolan nos hacía vivir la experiencia existencial de un amnésico. Aquí, con el universo agobiante, desestructurado y amenazador que dibuja, Cronenberg nos muestra desde dentro cómo siente un esquizofrénico y como piensa su mente, desorganizada y compartimentada, al igual que su bloc de notas.



Sabemos que la esquizofrenia es una patología importante y complicada, pero que los pacientes actuales pueden llevar una calidad de vida bastante mejor que que lo que aquí se nos presenta. Siempre necesitarán un tratamiento, pero en muchos casos pueden llevar lo que comúnmente calificamos como “vida normal”. Pero ya os he dicho que Cronenberg es un director inquietante y esa no podría ser la historia que nos contase.

Saludos,



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